Ozono
1) ¿Qué es el ozono y cómo se fabrica?
El Ozono es un gas formado al recombinarse tres moléculas de oxígeno (O2) entre sí para formar dos moléculas de Ozono (O3). Este proceso se lleva a cabo sometiendo una corriente de O2 (normalmente del aire) a una descarga eléctrica de alto voltaje, el Ozono formado es altamente inestable y el proceso de recombinación rápidamente se revierte, su alta inestabilidad lo convierte en un gas muy reactivo y por tanto el proceso inverso es altamente oxidante, lo que en última instancia dota al gas de su potente poder desinfectante.
El Ozono generado en este proceso no puede ser almacenado, debido a su inestabilidad, y debe ser usado en el momento y lugar en el que se produce.
2) ¿Cómo podemos reconocerlo?
El O3 es un gas incoloro, a bajas concentraciones, aunque tiene un olor muy distintivo, metálico y levemente picante, que se detecta fácilmente a concentraciones tan bajas como 0,03 ppm y, que se asocia comúnmente a ciertos fenómenos atmosféricos como las tormentas, en las que puede producirse localmente en concentraciones elevadas.
3) ¿Cuáles son sus ventajas?
Es un potente desinfectante debido a su poder altamente oxidante. Es capaz de matar bacterias, hongos y otros tipos de microorganismos patógenos, lo que además conlleva la eliminación de olores indeseables derivados de la proliferación de los mismos.
Al ser altamente inestable, su proceso de recombinación inversa para volver a su forma de molécula diatómica, hace que no se produzca ningún tipo de residuo químico, lo que lo convierte en un producto totalmente limpio.
Al ser un gas, es capaz de llegar donde otros desinfectantes líquidos o sólidos no pueden, además es altamente soluble en agua y no tiene efectos negativos sobre alimentos (cuando se usa en bajas concentraciones)
4) ¿Cuáles son sus desventajas?
En términos generales no tiene ninguna desventaja, a no ser que sea respirado directamente en concentraciones elevadas. La regulación existente sobre salud y seguridad permiten su exposición durante 15 minutos en concentraciones inferiores a 0,03 ppm, lo que lo convierte en un gas seguro ya que a estas concentraciones es perfectamente detectable por su olor. La sobreexposición a este agente puede detectarse por sus primeros síntomas que son: sequedad en la boca, tos y náuseas.